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La fotografía de mi Premio Gabriel Figueroa de San Luzoscuro, Patrón de los Multipremiados


Ayer hablaba de los premios porque, si a mí me dieran un galardón de periodismo, lo declinaría, ya que sencillamente respeto y sé lo que sí es un periodista y yo no lo soy. Soy novelista, guionista y dramaturga, y mucho me ha costado. Son disciplinas muy diferentes. Lo regresaría como rechazaría un premio de artes plásticas o de fotografía. ¿Por qué voy a andar aceptando reconocimientos de algo que no sé hacer, aunque me dé mucha publicidad? Así se ven recibiendo premios que no les corresponden cuando jamás han ganado una nota exclusiva ni se han parado en una redacción. Piensen en mí recibiendo un premio de fotografía, por favor. Aquí les dejo mi foto ganadora del Premio Gabriel Figueroa de San Luzoscuro, Patrón de los Multipremiados. ►Yo creo que el sistema está aceitado también para eso: para distorsionar el significado de cualquier cosa que se opone y lo expone, como el feminismo… o el periodismo. ►En cuanto a los premios literarios malhabidos que se reparten en México mediante un eficaz mecanismo de intercambio de favores, créanme: el problema y la queja no es por el dinero que se ganan ni el prestigio que eso les da como novelistas que no son, de verdad. Lo que realmente les deseamos es que disfruten el dinero y que ganen más y, con suerte, que se dediquen a otra cosa que no sea publicar libros. El problema es que ustedes no sólo reciben el dinero y los beneficios sin ningún pudor, sino que, además, se creen las divinas garzas, como si realmente se lo merecieran, y se enojan de que haya quien tenga memoria, sobre todo desde que se inició esa verdadera cueva de Alí Babá que fue el Fonca del Conaculta en sus inicios, y que tardó décadas en regularizarse como secretaría (gracias a nuestras protestas), y de donde salen los premiados recurrentes, amigos de los traficantes de influencias. Un poquito de modestia ayudaría a no hacer el mundo más perverso y confuso de lo que ya de por sí...

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